martes, 10 de junio de 2014

La reforma fiscal no solo ha perjudicado el dinamismo de la economía, también modificó el comportamiento de los consumidores, al aumentar el pago en efectivo y frenar las compras con tarjeta de crédito.

De acuerdo con empresarios y comerciantes, y datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, las compras con tarjetas de crédito siguen en crecimiento, pero no en la misma proporción en que lo hacían en años anteriores, pues su incremento es de casi la mitad del registrado en 2013.

Al cierre del primer trimestre de 2014, el saldo de las tarjetas de crédito de la banca ascendió a 283 mil 362 millones de pesos, lo que significó un incremento de solo 7 por ciento respecto a los 264 mil 862 millones de igual periodo de 2013, revelan cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.


Sin embargo, los mismo datos del organismo regulador revelan que aunque el saldo en estos plásticos sigue al alza, su ritmo de crecimiento se ha desacelerado al arranque de 2014, dado que un año atrás ya registraba un aumento de 18 por ciento respecto a los 225 mil 407 millones de pesos de 2012, con lo cual se observa que el crecimiento de la cartera se quedó 53 por ciento debajo del dato de 2013.


“Sí, se incrementaron las transacciones en efectivo; al parecer la tarjeta de crédito ha tenido un freno importante. Esto se debió precisamente a los rumores que corrieron sobre la supervisión de las tarjetas”,

Aunque desconoce en qué porcentaje aumentaron las transacciones con dinero a la vista, el líder empresarial dijo que sobre todo en el sector comercio se ha notado con mayor énfasis el incremento del flujo de efectivo, no tanto en otros como el de servicios y turismo.
“Fue evidente la disminución del plástico en las transacciones, porque los dueños, sobre todo de los comercios, nos dicen que la gente está utilizando efectivo en mayor medida, no así en otros sectores”, subrayó.
De acuerdo con la reforma fiscal y la nueva Ley de Impuesto sobre la Renta, los pagos que las personas físicas efectúen a sus tarjetas de crédito se asumirán como ingresos que el contribuyente deberá declarar por lo que, en su caso, pagará el impuesto correspondiente.
En concreto, el artículo 91 de la ley señala que cuando una persona física, aún cuando no esté inscrita en el registro federal de contribuyentes, realice en un año de calendario erogaciones superiores a los ingresos que hubiese declarado en ese mismo año, se está ante la presencia de una discrepancia fiscal.
A su vez, Alfredo de la Garza, director de Finanzas de Stanley Black & Decker, aseguró que “la vigilancia adicional a las tarjetas de crédito está trayendo como consecuencia un cierto temor de que vayan a ser fiscalizados y se vaya a considerar esto como un posible monto a gravar; todo mundo guardó las tarjetas de crédito”.
Añadió que “muchos (de sus clientes) financiaban parte de su gasto corriente, sus herramientas o productos que necesitaban para su vida profesional, y lo sacaban a meses sin intereses; lógicamente esta fiscalización metió el temor”, dijo el directivo.

Ante la difícil situación, “nuestra empresa está enfrentando retos precisamente para balancear esta cautela del mercado en la demanda de bienes y servicios, recalcó el directivo.

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